Suele considerarse al misticismo como algo no práctico, encerrado en sí mismo, viviendo aislado en su propio mundo. Pero el misticismo tiene siempre consecuencias sociales, hasta el punto de llegar a ser una filosofía realmente subversiva. Este es el ejemplo del Taoísmo.
Dice Lao Tse:
“A más edictos y prohibiciones en el principio,
más pobreza en el pueblo.
A más cantidad de armas, más confusión en el
imperio.
A más habilidad del pueblo en las artes,
mayor producción de cosas extrañas.
A más leyes y ordenanzas, más bandoleros y
ladrones.” (c.57)
Finales del siglo XX y la situación no ha variado substancialmente. Más aún, nuestras sociedades se han hecho muy complejas, como en la economía, la política, las instituciones, etc. Todo esto genera tantos problemas que terminamos creyendo que con leyes firmes y severas, haremos que la gente aprenda a vivir. Pero la ley crea temor y el temor crea un espíritu propenso a la reacción.
Freud decía que la cultura implica la represión de los instintos y recorta la libertad. Eso ya lo intuía Lao Tse. Una sociedad compleja, una cultura que se sostiene por leyes, prohibiciones, armas y productos superficiales es una cultura decadente, porque no deja a los seres humanos vivir con espontaneidad y libertad. Lao Tse es un hombre sensible a la condición del pueblo, de la humanidad dice:
“El pueblo sufre hambruna
porque el rey cobra Impuestos en demasía.
Por eso hay hambruna.
El pueblo es difícil de gobernar
porque e1 rey actúa en beneficio de sus propios
intereses.” (c.75)
Ser un gobernante es ascender de status social, ser reconocido y tener poder. Y el gobernante acepta los lujos y la vida libertina:
“La corte está repleta de magnificencia.
Los campos están repletos de hierbas malas.
Los almacenes públicos vacíos.
Ellos visten trajes elegantes y hermosos,
Llevan fluidas espaldas en la cintura
y se hastían con vinos y manjares.
Poseen riquezas que no pueden usar.
Son ellos los heraldos del bandidaje,
no están con Tao.” (c.53)
La crítica de Lao Tse no va sólo al gobernante sino también a la corte, a los grupos de poder que se aprovechan de los gobernantes. Vivir en el despilfarro y el lujo es descuidar al pueblo. Se dice que cuando Confucio tuvo un cargo público le fue bien hasta que el rey se entretuvo con los regalos que le habían obsequiado: caballos y bailarinas. Entonces Confucio ya que no tenía la ayuda del rey, prefirió renunciar.
A esto viene esta historia taoísta: Hubo una vez un sabio taoísta que el rey lo hizo ministro de justicia, en contra de su voluntad. El primer caso que llegó fue de un ladrón que quiso robar la casa de un hombre rico. El ladrón dijo que robaba para alimentar a su familia. Luego de escuchar a las partes, el sabio taoísta mandó que ambos, el ladrón y el hombre rico fueran a prisión. Entonces, el hombre rico protestó. El sabio dijo que él también era culpable porque habla acumulado tanta riqueza que hacia que algunos pobres tengan que dedicarse al robo. Pero como el hombre rico era tan poderoso y sustentaba económicamente al rey, entonces el rey comprendió que no debió hacer ministro al sabio. Así es que lo destituyó del cargo.
El gobernante que busca su propio interés o el interés de su grupo político, económico o militar, siempre causará pobreza al pueblo. Miles de seres humanos mueren hoy de hambre porque hemos construido un criterio internacional injusto que se enfrente a criterios nacionalistas. Aun en países más desarrollados hay pobres, viviendo en la marginación. Sabemos que en países del Africa los niños mueren de hambre porque existen intereses militares, desean tener el poder y gobernar con sus criterios. El pueblo es difícil de gobernar porque los intereses de sus “líderes” no son los Intereses de la gente. Y el hambre del pueblo es causado por los gobernantes: su política económica, sus intereses de grupo, su estrecha visión del mundo. Pero también por la guerra que llevan a cabo. Parece que se ha vuelto una actividad de los gobernantes hacer la guerra cada cierto tiempo.
Este mundo civilizado, moderno, científico, todavía vive de la guerra. Dice Lao Tse:
“Las armas valiosas
son objetos nefastos,
son tan nefastos que
hasta las cosas las detestan.
El que está con Tao no las toma en cuenta” (c. 3I)
Lao Tse sabia que la guerra no trae beneficio para nadie. Al contrario, siempre desgracia. Lo que pasa es que somos tan ambiciosos que utilizamos la violencia armada pera conseguir nuestros objetivos. Por eso dice el viejo maestro:
“El que está en el camino del Tao
no refuerza el imperio con las armas.
Toda acción provoca reacciones.
En el lugar donde acampó el ejército,
sólo nacieron zarzas y espinos.
Después de los grandes ejércitos
siempre siguieron años de hambruna.” (c. 30)
Queremos arreglar nuestras diferencias con la guerra. Buscamos obtener nuestros objetivos económicos políticos con la guerra. Queremos realizar nuestra ideología con la guerra. Muchas son las justificaciones que podemos inventar para iniciar una guerra. Hay demasiados deseos e intereses.
“No hay peor desgracia que dejarse arrastrar por los
deseos
No existe mal mayor que estar insatisfecho.
No hay daño mayor que ser codicioso.
Por eso:
sólo el que sabe lo que es suficiente,
Tendrá siempre lo sulciente.” (c.46)
Y es que el que desea mucho terminará confundiéndose, la mente será incapaz de discernir lo verdadero de lo falso. Y si uno se apega a lo que tiene también eso producirá efecto contrario.
“El excesivo apego te costará muy caro.
El juntar muchos bienes implica grandes pérdidas.
Quien está satisfecho con lo que tiene
está fuera de peligros.
Quien sabe detenerse evita riesgos
y puede perdurar largamente” (c.44)
El desear mucho hace la vida conflictiva y artificial. Nos hace apegarnos a lo que hemos logrado lo cual tenemos que defender. Pero eso implica luchar con los otros. Dice el cantante Facundo Cabral que encontró la fórmula de la felicidad: desea poco y lo poco que desea lo desea poco. Eso es sabiduría taoísta. Por lo tanto:
“El hombre sabio no se agita por nada,
y nunca se equivoca,
no se apega a nada y nada pierde.” (c.64)
¡Qué guerra puede surgir cuando nuestros deseos son pocos y sencillos, cuando ya no nos aterramos a nada! Lao Tse comprendió muy bien esto porque él vivió en una época donde el imperio estaba en guerra, tuve que percibir matanzas como los genocidios de nuestra época:
“Aquél que celebra la victoria es
el que se regocija con la matanza.
Este jamás debe gobernar sobre la tierra.
...
Aquél que aniquila una multitud,
deberá guardar duelo y llorar con remordimiento.
Aquél que vence en la guerra
que ocupe el lugar de los ritos fúnebres.” (c.31)
Aunque la guerra es un mal, Lao Tse sugiere sólo usar las armas para la defensa, pero no más:
"Instrumentos de desgracia son las armas,
no son instrumentos para el príncipe;
sólo si esta obligado las maneja,
para él la paz está ante todo.
Por lo tanto, si vence, no celebra su victoria.” (c.31)
El camino del Tao es la paz, pero no la paz de los muertos ni la paz que surge luego de la guerra. Es la paz de la armonía, del bienestar, de la plenitud del sentido.
“Cuando el Tao reina en el imperio
los caballos de combate fertilizan los campos.
Cuando el Tao no reina en el imperio
los caballos de combate se crían hasta en las
fronteras.” (c.46)
¿Cuál es la acción de un gobernante? Lao Tse comprende que el gobernante es necesario. Al rey Io coloca como uno de los cuatro grandes, luego del Tao, el cielo y 1a tierra (c.25). Pero es un gobernante que se identifica con el pueblo, que confía en él, que no interfiere, que no manda. Y es que el gobernante debe ser un hombre sabio, un hombre que está en el camino del Tao.
“Por eso el sabio dice:
No hago nada y la gente espontáneamente se
transforma.
Estoy quieto y la gente espontáneamente se corrige.
No tengo interés en las ganancias
y la gente espontáneamente se enriquece.
Practico el no - hacer y el pueblo vuelve a la
simplicidad.” (c.57)
Se supone que un gobernante busca el bien común, pero no lo puede lograr si es que ordena, prohíbe, castiga, premia. Debe confiar en el pueblo, en sus organizaciones. Nuestros gobernantes de ahora como se sienten los representantes del pueblo, no lo toman en cuenta, y es que la política contemporánea nace en la desconfianza en el pueblo, piensan o entienden que dejar obrar al pueblo conduce al desorden, al caos. Por eso necesitan líderes, guías, representantes. Eso hace que el pueblo sea irresponsable con su propia vida. Es importante devolver al pueblo su responsabilidad, su iniciativa, fuera de las ideologías e intereses de grupo.
El mayor gobernante es el que no gobierna, es decir, el que gobierna poco, de manera simple.
“Si quieres gobernar un gran reino,
haz como aquel que fríe pescaditos” (c.60)
Para cocinar un pescadito se necesita poco tiempo y destreza. De la misma manera, el gobernante debe dejar al pueblo regir sus destinos, su gobierno debe ser imperceptible y simple. Pero Lao Tse habla de un gobernante - sabio, es decir, de uno que está en el camino del Tao, no de uno que está aferrado a ideologías o creencias, no a quien busca defender intereses personales o de grupos de poder.
“El Tao constantemente no actúa,
pero todo lo hace.
Si príncipes y reyes pudieran retenerlo,
todo se transformaría por si solo.” (c. 37)
Pero los gobernantes al tener poder creen pedir crear las cosas que ellos quieren, controlar y manipular al pueblo. Quiere hacer y hacer, porque tiene poder. Sin embargo Lao Tse dice:
“El que gobierna y quiere moldear al imperio,
veo que no podrá conseguirlo.
El Imperio es una jarra sagrada
que no puede manipular.
Quien lo trata, lo malogra.
Quien lo aferra, lo pierde.” (c.29)
Lao Tse se preocupa por las necesidades más básicas antes que las especulaciones inútiles y el conocimiento.
“El hombre sabio en el gobierno
vacía las mentes y llena los vientres.
Debilita las ambiciones y fortifica los huesos.
El pueblo quedará limpio de conocimiento y deseos
y el presumido se abstendrá de actuar.
Actúa sin actuar
y el pueblo gozará del orden universal.” (c.3)
Como Heráclito, Lao Tse comprendía que la erudición, tener muchos conocimientos no es signo de sabiduría. La sabiduría de Lao Tse es la “ignorancia” (yu), es decir simplicidad e inocencia. El gobernante no busca hacer del pueblo culto con su estómago vacío y su espíritu descuidado.
“Quien practicaba el Tao entre los antiguos
no se preocupaba de ilustrar al pueblo,
sino de que permaneciera humilde e inocente.
La dificultad de gobernar un pueblo
surge de los conocimientos que éste tenga.” 8c.659
Mientras más conocimientos, más deseos. Deseos de querer formar la vida según como los conocimientos lo indican. El conocimiento nos da cierto poder para actuar. Creemos orgullosamente que así podremos moldear un mundo mejor. Pero no lo hemos creado. En nuestra época, de excesiva importancia de los conocimientos, está relacionada con la idea cartesiana de cogito ergo sum. Nos hemos identificado con la mente, pero el organismo, el cuerpo, lo descuidamos porque no somos eso.
Las ideas e ideales pasan a ser lo más importante, más que la realidad. Por eso dice Lao Tse:
“Al declinar el gran Tao
surgieron la “humanidad” y la “justicia”.
Cuando nació el conocimiento y la astucia,
apareció la gran hipocresía.
Al desaparecer los lazos familiares,
aparecieron la “piedad filial” y el “amor”.
Cuando el reino cayó en la anarquía,
apareció el buen ministro.” (c.18)
Lao Tse tiene en cuenta al confucianismo que pretendió gobernar con normas, principios e ideales, cuando lo real no se resuelve con ideas. Hoy mismo nuestras sociedades respetan ideales nobles como la solidaridad, la fraternidad, el amor, el bien, etc. Pero en la realidad no vivimos en base a ellos. Por eso la moralidad social es inmoralidad.
Lo que sucede es que hacemos de esas ideas, deberes y creemos que arreglarán nuestras vidas, pero lo que origina es desorden, anarquía, tanto en la vida personal como social. La virtud no es una idea, ni un hábito sino es la acción del Tao y hay que vivir realizándola:
"Cultiva la virtud en tu persona y ésta será parte de tu ser.
Cultívala en tu familia y ésta perdurará.
Cultívala en tu aldea y ésta crecerá.
Cultívala en al estado y ésta florecerá.
Cultívala en el imperio y será universal.” (c.54)
Las ideas de Lao Tse sobre el gobierno tocan toda su enseñanza porque su visión es holística: la virtud, el camino del Tao, los deseos, el yo, la naturaleza primordial del pueblo:
“Corta con la sabiduría, rechaza la prudencia
y la gente se beneficiará cien veces.
Corta con la “humanidad”, rechaza la “justicia”
y la gente recobrará la piedad y el cariño.
Corta con la habilidad, rechaza la ganancia
y no habrá ladrones y bandoleros.
Estas tres normas son externas e insuficientes.
Que tenga el pueblo lo que le conviene.
Muestra tu simple hondura y guarda tu naturaleza primordial.
Haz que tu “yo” sea más pequeño y limita tus deseos.” (c.19)
BIBLIOGRAFIA
BLAKNEY, R. B. The Way of Life. Lao Tzu. New York. The New American Library. 1955.
CHAI, Ch’u y Winberg. The story of Chinese Philosophy. New York. Washington Square Press. 1961.
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FERRERO, Onorio. El Tao Ti Ching de Lao Tzu. Lima. Ignacio Prado. 1988.
LIN Yutang. La sabiduría de Laotsé. Buenos Aires: Sudamericana. 1951.
MARÍN, Juan. Lao Tsze o el universalismo mágico. Buenos Aires-México. Espasa –Calpe Argentina. 1952.
PRECIADO, Juan I. Lao Zi. El Libro del Tao. Madrid Ediciones Alfaguara. 1983.
ROBINET, Isabelle. Lao Zi y el Tao. Barcelona. La aventura interior. 1999.
TUCCI, Giuseppe. Apología del taoísmo. Buenos Aires. Dédalo. 1976.
WATTS, Alan. Tao: The Watercourse way. London. Penguin Books. 1979.
domingo, 1 de febrero de 2009
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Mi querido Doctor Miguel Angel: Felicitaciones por la apertura de este blog, que es un esfuerzo para poner la tecnología al servicio de la filosofía. Gracias por compartir sus vastos conocimientos sobre Filosofía Oriental. Nos mantendremos en contacto
ResponderEliminarFrida
Dr.M.A.Polo, mis felicitaciones y agradecimiento por motivarnos a ampliar nuestros conocimientos sobre temas de Filosofía Oriental.
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