domingo, 1 de febrero de 2009

La actitud mental budista

Rechazo de la metafísica
Gotama el Buda es llamado el “Gran Doctor para los males del mundo”, lo cual indica que la actitud del fundador no fue especular sobre temas metafísicos. La actitud del Buda fue particular porque los religiosos indios tienen inclinación a la reflexión, a la abstracción sobre los grandes temas metafísicos: Dios, alma y mundo. Ante este ambiente religioso-intelectual, la actitud de Gotama el Buda fue práctica, pero nunca llegó al pragmatismo como para no buscar la verdad. Es decir, nunca el criterio de verdad fue la práctica sino el conocimiento intuitivo de la realidad de las cosas.

Uno de los suttas nos presenta un diálogo con el asceta Potthapada, quien le hizo las siguientes preguntas:

- ¿Es el mundo eterno?
- ¿No es el mundo eterno?
- ¿Es el mundo finito?
- ¿Es el mundo infinito?
- ¿Es el alma lo mismo que el cuerpo?
- ¿Es el alma una cosa y el cuerpo otra?
- ¿Es la conciencia el alma del hombre, o una es diferente de la otra?
- ¿Vive otra vez después de la muerte aquel que logró la verdad?
- ¿No vive otra vez después de la muerte?
- ¿Vive otra vez y no vive otra vez después de la muerte?
- ¿No vive otra vez ni tampoco vive otra vez después de la muerte?

A cada una de estas preguntas el Buda dio la misma respuesta:

“Esto, Potthapada, es asunto sobre el cual no he expresado opinión alguna.”

Potthapada replicó:

“¿Por qué el Exaltado no ha expresado opinión alguna acerca de eso?”

“Esta cuestión no está calculada para dar provecho, no concierne al Dhamma, no contribuye siquiera a los elementos de recta conducta, ni al desapego, ni a la purificación de la lujuria, ni a la quietud, ni a la tranquilización del corazón, ni al verdadero conocimiento, ni a la intuición interior de las más elevadas etapas de la Senda, ni al Nirvana. Por esta razón no expreso opinión acerca de ella.”(“Potthapada Sutta”, en Humphreys. La sabudiría del budismo, ps. 55-57)

Las mismas preguntas fue hecha por uno de sus discípulos llamado Malunkyaputta, quien pensó dejar la orden si el Buda no respondía. Gotama el Buda le dijo que cuando se hizo monje nunca le prometió responder esas cuestiones. Y le da una parábola para que entendiese la razón:

“Supón, Malunkyaputta, que un hombre ha sido herido por una flecha envenenada y, siendo llevado al cirujano por sus amigos y parientes, diga: “No permitiré que me extraigan esta flecha hasta que yo sepa quién la disparó: si un castrilla (casta de los guerreros), un brahmán (casta sacerdotal), un vaisya (casta de los comerciantes y agricultores) o un sudra (casta baja); cuál es su nombre personal, cuál su nombre de familia; si es alto, bajo o de estatura mediana; cuál es el color de su tez; de qué villa, pueblo o ciudad viene. No permitiré que se extraigan esta flecha hasta que yo sepa con qué clase de arco fue disparada; qué clase de pluma se utilizó en la flecha y de qué material era la punta de ésta.” ¿Cómo terminaría esto, Malunkyaputta? El hombre moriría sin saber todas estas cosas.” (“Cula-Malunkya-sutta”, nº 63 del Majjhima Nikaya. Citado por W. Rahula, Lo que el buddha enseñó, ps. 31-34)

Luego continua el texto diciendo que el Buda ha enseñado las Cuatro Nobles Verdades porque esa conduce a la recta conducta, al desapego, a la paz interior, al Nirvana. Como se aprecia, el Buda no era un agnóstico –como hubo en su tiempo hasta el punto de suspender todo juicio- sino como médico, daba el remedio adecuado y no realizaba una exposición de la medicina. Una vez el Buddha, luego de tomar un manojo de hojas de sinsapa, dijo a los monjes:

“¿Qué pensáis, hermanos? ¿Qué es más, estas pocas hojas de sinsapa que tengo en la mano, o las que están en el bosquecillo de sinsapa?”
“Escasas por el número, Señor, son esas hojas de sinsapa que están en la mano del Exaltado; mucho mayores por el número son aquellos que están arriba en el bosquecillo de sinsapa.”
“Así es, hermanos, esas cosas que conozco por mi super-conocimiento, pero que no he revelado, son muchos mayores por el número que aquellas cosas que he revelado. ¿Y por qué, hermanos, no las he revelado? Porque, hermanos, no conducen al provecho, no conciernen a la vida santa, no tienden a la repulsión, a la cesación, a la calma, al super-conocimiento, a la perfecta sabiduría, al Nibbana. Es por eso que no las he revelado.” (Citado por Humphreys. La sabudiría del budismo, ps. 58)


Ausencia de Autoridad
El conocimiento que había logrado Gotama el Buda no lo hacía una autoridad. El mismo constantemente motiva a sus discípulos a buscar la verdad por sí mismos. El texto más representativo es el Sutta de los Kalamas.

Los kalamas dijeron al Buda:

- “Señor, algunos samanes y brahmanes vienen a Kesamutta. Ellos elustran, aclaran su propia doctrina, pero critican, desprecian, menosprecian, desestiman las doctrinas opuestas. Y luego, Señor, vienen otros samanes y brahmanes a Kesamutta. Ellos también ilustran, aclaran su propia doctrina, pero critican, desprecian, menosprecian, desestiman las doctrinas opuestas. Y en nosotros, Señor, surge la duda, surge la incertidumbre: ¿Quién de estos venerables samanes y brahmanes dice la verdad, quién miente?”

El Buda les dijo:

- “Es natural que tengáis dudas, oh Kalamas, es natural que tengáis incertidumbres. Vuestra incertidumbre ha surgido con relación a un tema que es objeto de duda. No os guiéis, oh Kalama, por lo que oís ni por la tradición ni por lo que se dice ni por el dominio de los textos ni por el solo razonamiento ni por la sola inferencia ni por la sola reflexión sobre las causas ni por la obsecuente aceptación de una teoría ni por su conveniente apariencia ni pensando que el samán que las dice es vuestro maestro. Cuando vosotros, oh Kalamas, por vosotros mismos lleguéis al conocimiento de que estas cosas cosas son malas, estas cosas son criticables, estas cosas son censuradas por los que saben, y que estas cosas, realizadas y llevadas a cabo, redundan en mal y en sufrimiento, entonces vosotros, oh Kalamas, debéis rechazarlas.” (Sutra de los Kalamas, Anguttara Nikaya 3,7,5. Trad. Carmen Dragonetti. Revista de estudios budistas. Año 1, Nº2, México_Buenos Aires. 19 )

Búsqueda de la verdad
Los textos anteriores nos indican entonces que la verdad debe ser buscada por uno mismo, nadie nos la puede dar. El Buda indica que él no puede dar la verdad porque tiene que ser vivenciada, descubierta por uno mismo. Una vez los monjes escucharon que unas personas hablaban mal y otros bien del Buddha, de la Doctrina, de la Comunidad. Entonces, él les dijo:

“Oh bhikkhus, si otros hablan mal de mí, hablan mal de la Doctrina, hablan mal de la Comunidad, con ello vosotros no debéis sentir enojo ni descontento ni cólera...esto constituiría para vosotros un obstáculo. Oh bhikkhus si otros hablan mal de mí, de la Doctrina, hablan mal de la Comunidad y si con ello vosotros os enojaseis o estuvierais desagradados, ¿podríais vosotros daros cuenta de qué está bien o qué está mal en lo dicho por los otros?”
“No, Señor.”
“Oh bhikkhus, si otros hablan mal de mí, hablan mal de la Doctrina, hablan mal de la Comunidad; entonces vosotros debéis distinguir lo falso como falso, de esta manera: ‘Esto es falso, esto no es verdadero, esto no existe en nosotros, esto no se da en nosotros’.” (Brahmajalasutta del Digha Nikaya I,1. Trad. C. Dragonetti, Diálogos mayores de Buda, p. 34)

Desapego de la doctrina
La tolerancia con respecto a las opiniones de los demás, se basa tanto en la búsqueda de la verdad como en el desapego de la verdad. La enseñanza budista no es una doctrina que proporcione seguridad intelectual o que proporcione una respuesta a todas las preguntas, sino es un medio para lograr una meta, para llegar a la otra orilla.

Al respecto es famosa la parábola de la balsa: si un hombre construye una balsa para cruzar un peligroso río y luego de cruzar el río el hombre carga la balsa sobre sus espaldas porque le fue útil, ese hombre no obraría apropiadamente con la balsa.

“¿Cómo obraría él apropiadamente con la balsa? Suponed que luego de haber llegado a la otra orilla, él pensara: “Esta balsa me fue muy útil; con su ayuda e impulsándome con mis manos y mis pies llegue a esta orilla del río. En consecuencia, justo sería que la abandone en la playa o la amarre a la costa dejándola flotar y después continúe libremente mi camino”. Procediendo así, ese hombre obra apropiadamente con la balsa.
De la misma manera, oh bhikkhus, he enseñado una doctrina que se asemeja a una balsa –ella es (también) para alcanzar la otra orilla, y no para retenerla (lit. “apegarse a ella”).” (Majjhima Nikaya I, citado por W. Rahula. Lo que el Buddha enseñó, ps. 29-30)


BIBLIOGRAFÍA
DRAGONETTI, Carmen, Digha Nikaya. Diálogos mayores de Buda.
Caracas, Monte Avila Editores, 1977.
HUMPHREYS, Christmas. La sabiduría del budismo.
Buenos Aires, Kier, 1977.
RAHULA; Walpola. Lo que el Buda enseñó.
Buenos Aires, Kier, 1978.Revista de estudios budistas. Año 1, Nº2, México - Buenos Aires.

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